Más de 20 mil personas corearon las canciones de todos los álbumes de Chayanne. El estadio Alberto Spencer quedó pequeño para el gran espectáculo.
Vestido de negro saltó al escenario el atractivo puertorriqueño, quien hizo delirar con su música y movimientos sensuales a sus fanáticasPósters enmarcados y flores fueron parte de los regalos que entregaron los fans al artista
Foto Gerardo Menoscal y Yadira Illescas
El público no se cansó de gritar. Eran las 23:30 y el estadio Alberto Spencer seguía repleto. La gente no quería abandonar el lugar donde el artista boricua Chayanne los hizo olvidar de todo.
“Este hombre canta y baila como los dioses”, decía Maribel Carrillo, una ingeniera comercial que llegó desde las 19:00 con la finalidad de no perderse un solo detalle del concierto más esperado.
Ella quería estar en los zapatos de las dos féminas que bailaron Tiempos de vals junto a Elmer Figueroa. “¡Por Dios, ese hombre me mata!”, gritaba muy cerca Luisa Pérez, quien no le importaba que su esposo la escuche.
Delirio, energía y una explosión de sentimientos encontrados provocó el cantante puertorriqueño, quien tenía 4 años sin pisar tierras ecuatorianas.
Juan Carlos Illesca y su esposa Germania Zambrano, jóvenes empresarios de ropa por catálogo, también estuvieron entre los asistentes. Esperaron pacientes en la localidad de Top Box la entrada del artista.
Fueron dos horas de concierto. A las 20:30 del sábado en el estadio Alberto Spencer no se podía caminar. Las 18 mil almas, entre hombres y mujeres desde los 20 hasta 60 años, ovacionaban hasta más no poder. “Que salga”, “que salga”, pedían sus fanáticas. La multitud que repletó el escenario deportivo en sus cinco localidades vibró con Chayanne.
Acreditaciones
El concierto tuvo la respuesta del público que esperó ansioso y con horas de anticipación en el estadio Alberto Spencer.
Lo malo del evento fue la exclusión que hizo la empresa organizadora Top Shows de no destinar acreditaciones para el equipo de EXTRA. La respuesta de los coordinares fue muy simple: “Ya les dimos a quienes cubrieron en Quito”. Lo que no entendían es que en Guayaquil, donde también se presentaba el boricua Chayanne, sus fanáticos necesitaban conocer detalles del concierto que fue una locura.
Orden y mucho baile
El clima fresco y ausente de lluvia colaboró con una atmósfera donde primó el orden, la organización, y un auditorio agradecido por el buen sonido que distinguió al espectáculo “No hay imposibles”, nombre del álbum y gira más reciente de Chayanne.
A las 21:15 saltó al escenario el hombre más esperado. Vestía de negro total y los aplausos, silbidos, piropos y besos no se dejaron esperar. Al fondo una pantalla dinámica que semejaba un monitor de signos vitales marcó la salida de los bailarines. Detrás de ellos, Chayanne, quien empezó con Provócame su repertorio.
A partir de ahí, el delirio fue una constante. “Mi vida”, “Te amo”, “Eres lo máximo, papito rico”, era el desfile de frases, seguidas de flores, peluches y hasta ropa interior de sus fanáticas.
Él muy amable y sonriente respondía con: “Gracias por esas muestras de cariño Guayaquil. Esta noche, ustedes pidan que yo obedezco”. El frenético ritmo siguió con Lola. Siempre confiado, coqueto, sonriente y seguro de su dominio en el escenario.
Tres cambios de ropa no impidieron, a falta de un pañuelo, secarse el sudor con sus manos. Te pido perdón calmó a la muchedumbre que empezó a corear las melodías del cantante. Le siguieron: Si no estás, Caprichosa, Tu boca.
Los globos y pancartas eran alzados en medio de ritmos guajiros, movimientos candentes alternados con baladas románticas. Tras presentar a sus músicos, coristas y técnicos, una vez más agradeció a Guayaquil por la acogida.
El frenesí continuó con Palo bonito, Baila baila, y Fiesta en América. En esta última bajó del escenario y saludó custodiado por sus guardaespaldas a las personas ubicadas en primera fila. Una de ellas lo abrazó y quedó en shock por el momento vivido. Chayanne no pudo despedirse sin antes interpretar Tu pirata soy yo, Atado a tu amor, Lo dejaría todo, Completamente enamorados, y Si nos quedara poco tiempo, que la dedicó a quienes no valoran el amor de los demás. Dos horas de concierto en las que Chayanne demostró que es todo un “Torero”. Una vez más, el artista boricua conquistó con su carisma, energía y entrega sin reservas al público que lo aclamaba incesantemente. (SSM)
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